lunes, 4 de enero de 2010

Lluvia

Ella quizás era
el pañuelo de tus ojos
y en tu rostro se hospedaba el desastre,
no tan pasajero.

Las astillas celestes
que resbalaban por tu calle
te buscaban como estacas
al desgraciado nato culpable.

No te llamaba,
opacaba tus gritos (susurraba)
en el terror tácito
que se había instalado
en el tormento de tus días.

Y no la sentías fétida, triste,
sólo cercana,
al acecho de tu tierra
no tan firme (se cae la máscara)

Y lo sentías,
en tu cara,
enjuagándote la culpa,
pero admítelo,
bajo ella,
siempre estabas.

-Agatha

Este poema lo escribí hace poco casi dos años para una clase sobre recursos literarios en el colegio, sin embargo, creo que resultó mejor que otros producto de mis sentimientos espontáneos (aunque éste también tiene que ver con lo que estaba viviendo en esa época). Ah por cierto, "Agatha" es mi seudónimo :).

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